MANIFEST TECNORREALISTA (1998)
1. Las tecnologías no son
neutrales
"Un gran malentendido de nuestro
tiempo es la idea de que las tecnologías están completamente libres de
intencionalidad y consecuencias. Eso puede ser porque al ser artefactos inanimados
se cree que no pueden crear cierto tipo de conductas. De hecho, las tecnologías
están cargadas de intenciones sociales y políticas, a veces creadas a posta y otras
veces inconscientemente. Cada herramienta proporciona a su usuario una manera específica
de ver el mundo y de interactuar con otras personas. Es importante para todos el
considerar los prejuicios, tendencias e intenciones depositadas en las
distintas tecnologías y encontrar aquellas que reflejen nuestros valores y
aspiraciones.
2. Internet es una revolución,
pero no una utopía
3. Los gobiernos juegan un
papel importante en el mundo electrónico
Contrariamente a lo que muchos
claman, el ciberespacio no es un lugar con leyes separadas de la vida real.
Mientras que los gobiernos deben respetar las reglas que se han creado en la
red y no asfixiar este mundo con regulaciones ineficaces o censura, es de
tontos decir que lo «público» no tiene autoridad sobre lo que un ciudadano o
una empresa fraudulenta puedan hacer en Internet. Como representantes del
pueblo y guardianes de los valores democráticos, los Estados tienen el derecho
y la responsabilidad de ayudar a integrar el ciberespacio en la sociedad.
Los estándares tecnológicos y
los asuntos privados, por ejemplo, son demasiado importantes como para ser
delegados al mercado. Las empresas fabricantes de programas de ordenador tienen
muy poco interés en que perduren los estándares y tecnologías abiertas, que son
esenciales para el funcionamiento de una red interactiva. Los mercados
promueven la innovación, pero esta actividad no repercute obligatoriamente en
el interés público.
4. La información no es
conocimiento
Alrededor nuestro la
información se mueve muy rápido, cada vez es más barata de adquirir y los
beneficios son evidentes. Se dice que la proliferación de tanta información es un
reto que requiere de nuevas formas de disciplina y escepticismo por nuestra
parte. No debemos confundir la emoción de adquirir información o distribuirla
con la tarea, más pesada y ardua, de convertir esa información en conocimiento
y sabiduría. A pesar de lo que ha avanzado la informática, no debemos
utilizarla como un substituto de nuestros niveles de conocimiento, percepción,
razonamiento y juicio.
5. Preparar los colegios para
la tecnología no es su salvación
Los problemas de los colegios
públicos americanos (presupuestos disparatados, fama social, masificación de
las aulas, infraestructura decadente, falta de normas básicas) no tienen nada
que ver con la tecnología. Consecuentemente, ningún tipo de tecnología llevarà a
éstos a la revolución educativa profetizada por Bill Clinton y otros. El arte
de ensenyar no se puede sustituir por ordenadores, Internet o la educación a
distancia. Estas herramientas pueden, por supuesto, alimentar una experiencia
educacional de alta calidad, pero confiar en ellas como la panacea podría ser
un fallo bastante costoso.
6. La información quiere ser
protegida
Es cierto que Internet y otros
inventos recientes están cuestionando nuestras leyes de copyright y las
defensas para proteger la propiedad intelectual. La respuesta no pasa por desechar
los actuales estatutos y normas. En vez de eso, debemos actualizar viejas leyes
e interpretaciones para que la información reciba la misma protección que en
los medios
de comunicación tradicionales.
El objetivo es el mismo: dar a los autores el suficiente control sobre su
trabajo para que tengan un incentivo para crear y que se mantenga el derecho
del público de hacer un uso justo de esa información. De ninguna forma la información
«quiere ser libre», ha de ser protegida.
7. Las ondas transmisoras de
información son de dominio público. El público se debería beneficiar
de su uso.
El espacio aéreo digital para
poder emitir al que tienen acceso las empresas de comunicación pone de
manifiesto el mal uso de los recursos públicos en el campo de la tecnología. La
ciudadanía se debería beneficiar del uso de frecuencias de emisión públicas y
debería poseer una parte del espectro de frecuencias para fines educativos,
culturales y de acceso público. Deberíamos demandar más uso privado de la
propiedad pública.
8. Comprender la tecnología
debería ser una parte importante para la formación del ciudadano global
En un mundo regido por el flujo
de información, las formas que ésta adopta y sus códigos que la hacen visible
se están convirtiendo en fuerzas sociales muy poderosas. Comprender estas
fuerzas y sus limitaciones y participar en la creación de nuevas herramientas, debería
ser una parte importante de un ciudadano involucrado. Estas herramientas afectan
nuestras vidas tanto como las leyes y deberíamos someterlas a un escrutinio
democrático.”
Diversos autors (2012). Los
principios del tecnorrealismo
<http://www.technorealism.org/. Traduït a: <http://biblioweb.sindominio.net/telematica/tecnoreal.html
[ Sèrie: Artefactes ]
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